Aquí estoy bajo el recuerdo de tu adiós.
Vuelve que nada duele más que tu ausencia.
Mi alma terca insiste en que no debemos separarnos.
Mi cuerpo está reticente a caricias que no sean las tuyas,
se niega a percibir un aroma que no sea la nuestra.
Aquí estoy en medio de lo que fuimos.
Vuelve y te prometo que la sombra que viste
jamás volverá a interponerse entre los dos.