La Clase de los Sueños surge del amor y la gratitud. Había tenido un año lleno de cambios, estaba en un proceso de transformación personal y la escritura fue fundamental para encontrar mi propósito de vida. De ahí la idea de retribuir al Universo todo lo recibido -una fuerza interior- quería que fuera a través de los niños.
Había tenido un año lleno de cambios, estaba en un proceso de transformación personal y había encontrado la escritura, fundamental para encontrar mi propósito de vida. De ahí la idea de retribuir al Universo todo lo recibido y por una fuerza interior difícil de explicar, quería que fuera a través de los niños.
Todo comenzó con la iniciativa de llevar regalos a niños de escasos recursos, por la época de navidad. Contacté a algunas personas en Bogotá, pero no se dio. El tiempo pasaba y la frustración por querer dar y no saber cómo, ni a quien aumentaba. Vivir fuera del país hace que todo al regreso sea diferente y por eso creo que no fue tan rápido materializar la idea.
Una noche, quizás, de la primera semana de diciembre donde el ambiente se siente diferente por la época, recibí la llamada de Mavi, una amiga que vive en Cali. No recuerdo en qué momento la conversación dio un giro y terminé contándole la frustración que sentía. Solo puedo decir que lo que pasó después de esa llamada fue extraordinario.
Gracias a Mavi conocí a Isabel que me presentó a doña Carmen, la mujer de corazón gigante, así la defino. Ella es líder de una comunidad en Buga y cada año consigue que los niños del sector tengan un regalo de navidad.
Intercambiamos varios mensajes con doña Carmen y cuando me envió fotos de los niños, simplemente, me enamoré. Lo que sentí que debía hacer iba mucho más allá que un papel de mamá Noel. Viajé a Buga a conocer personalmente a los niños. Ese día, puedo decir sin vacilar, que fue uno de los días más especiales de mi vida.
Los niños estaban tímidos, pero atentos a la historia de una niña que después de todo logró sus sueños. Fue lindo ver los rostros de sorpresa por el final que quizás ninguno esperaba. Luego, leímos el cuento de El pequeño pelirrojo Gabriel que les entregué a cada uno en un sobre marcado con sus nombres. Leímos el cuento y confieso que volví a sentirme nerviosa; los niños son los mejores jueces, para mí, el más público exigente, por la manera en la que dicen las cosas, con la inocencia de su edad, sin filtro. Fue hermoso escuchar las reflexiones que sacaron del cuento y que les haya gustado. Lo que vino después fue igual de extraordinario.
Los niños, no sólo dibujaron sueños en carteleras con recortes de revistas y periódicos, colores y marcadores, también, los presentaron a sus compañeros. Cada uno pasó por la silla, una experiencia que solo se tiene en la Clase de los Sueños: ¡Porque el que sueña en grande recibe en grande!, fue la frase que surgió ahí mismo y retumbó en los corazones de quienes estábamos sumergidos y conectados en ese momento tan especial.
Tengo varias historias acerca de ese día y de los momentos que vinieron después. Gracias a los niños surgió la Clase de los Sueños, este proyecto se basada en esa primera experiencia con estos seres maravillosos y la manera cómo podemos impactar, contribuir, que en mi caso lo hago a través de la escritura y la lectura, de actividades que les permita ver y conocer otra cara de la realidad.
La Clase de los Sueños también estuvo en Moscovia-Huila, niños igualmente de maravillosos. Con ellos adelantamos actividades similares y el resultado también fue increíble. Por distintas circunstancias no pude regresar y espero poder verlos de nuevo, así como poder llegar a muchos más niños para compartir de corazón a corazón mis cuentos y hacer parte de una u otra forma de sus vidas, de sus sueños.
Las condiciones en las viven los niños que participan en la Clase de los Sueños son difíciles, con tu ayuda a través de Patreon o con la compra de cualquier producto en la tienda de 1 es Más que Palabras juntos encontraremos siempre la manera de llegar a ellos y hacer posible lo imposible.
¡Gracias! por tu contribución!
Lo que brota de tu corazón es lo que siembras.