Muerte, no sé cuando me llegue el momento a solas contigo, pero quisiera pedirte que me acompañes en el camino que me quede. Sé que lo has hecho siempre, pero no sobra que pedirlo, porque solo hasta ahora me atrevo a verte sin el velo del miedo que me da tu presencia; pura, transparente, dispuesta y comprometida con la vida. Aprendo y reconozco sin temor que borras el dolor, la soledad, el apego y la ansiedad cuando abrazas a alguien y te lo llevas. Por eso si te siento más cerca puedo estar mas presente y apreciar la abundancia que existe alrededor.
Muerte, cuando llegue el día que me abrazases para despojarme de este cuerpo concedido para vivir en este mundo para unirme a la energía del universo, quizás no quiera que lo hagas, porque creo que estaré más enamorada de la vida que antes, de cada momento que fuiste testigo. Pero no te preocupes mi querida muerte que si eso me llega a pasar, lograrás que vea la luz del amor que hay detrás de ti y recapacitaré de cuan importante fuiste en el camino del ciclo que se me habrá cumplido.
Por ahora continúa a mi lado y acompáñame a recorrer las millas que faltan para despedirme de esta tierra, las mismas que debo gastar tranquila, feliz.