Hola, querido diario:
Extraño ver a la gente reírse en la calle, en el parque, en los restaurantes, en la tienda del barrio, en los centros comerciales, en los balcones de las casas, de las oficinas, en donde sea, pero sonriendo.
Extraño ver colores en la ropa de las personas, en las paredes, en los lugares.
Extraño las parejas que se abrazan, se besan, que se toman de las manos.
Extraño ir al parque con mi Rola –mi amor perruno– verla jugar con otros perros y que haga travesuras.
Definitivamente, extraño mi país, la libertad de hacer lo que a uno le gusta, como ir al cine o tomarse unos tragos. Aquí todo eso no existe, no por lo menos de manera tan abierta, está prohibido la venta y consumo de licor, no hay bares, ni discotecas. Esa clase de lugares y diversión se encuentran en Bahrain, el país vecino, por eso esperamos el fin de semana, que en el 2013 el rey Abdulá oficializó que fuera el viernes y sábado por temas económicos.
Estos días son los que aprovechamos para cambiar de ambiente, donde hay menos restricciones, la más significativa para mí es no es obligatorio el uso de la abaya y que las mujeres pueden conducir y trabajar.
Extraño el calor humano de la familia, de los amigos, la cercanía, las fechas especiales, siempre hay un motivo para celebrar y si no pues igual, lo importante es compartir con las personas que te aman.
La mejor manera de expresar emociones, frustraciones, experiencias, describir lugares, personas, momentos y personajes es y será siempre para mi poder escribir; contar historias.
Si no fuera por la escritura mis días aquí serían doblemente largos. Abril 2018.