Pensé que no podría vivir sin ti, pero era mentira, después de todo seguiré mi camino.
Pensé que había perdido las razones de la dolorosa despedida hasta que me di cuenta que la objeción se quedó sin sentido.
Pensé que había perdido el amor con la distracción de otro mañana, cuando eras tú quien dormía en otra cama.
Pensé que había perdido el camino en la tormenta de tu ausencia, y a cambio, supe encontrar las verdaderas huellas.
Pensé que había perdido la sonrisa de la loca enamorada, pero la felicidad es pasajera cuando no se alimenta el alma.
Pensé que había perdido la esencia al revelarte mis miedos, menos mal no fui la única que quedó en evidencia.
Gracias a todo lo que fuimos comprendí que no había nada que perder no lo merecíamos
Ahora, tu y yo disfrutamos otros amaneceres en distintos horizontes donde fuimos rescatados por brazos que llegaron justo a tiempo.